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asias preciosa, jejeje. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, Y los sueños, sueños son. |
"Superviviente" De: Juan Para: Eva Asunto: "Superviviente". Querida Eva: Ha pasado ya algún tiempo desde que me marché. Dos años desde aquella mañana en la que, no sé por qué, tuve un mal presentimiento al levantarme. Justo cuando me preguntaste: ¿Por qué no le dices a tu jefe que te has puesto malo y no vas hoy a trabajar, cariño? Me encantaría que te quedaras conmigo. Recuerdo perfectamente, como si fuera ayer, subir al coche. Le costó arrancar. Nunca antes le había sucedido, aunque aquella vez tardé casi dos minutos en conseguir que lo hiciera. De hecho, estuve a punto de desistir y coger un taxi, pero el caso es que tomé la autovía, camino del polígono, y llegué a la altura del centro comercial. Acto seguido, reduje la marcha para tomar el desvío y frené a continuación. Sin embargo, los frenos no respondían, a lo que me vi obligado a hacer una maniobra violenta. Entonces, se me cruzó un camión de gran tonelaje que no pude soslayar y finalmente terminé empotrado contra uno de sus laterales. Cuando desperté me encontraba fuera del vehículo, a una cierta distancia, y asombrosamente ileso. A su alrededor había congregada una multitud de personas: miembros del SAMU, una ambulancia, guardia civil, así como algunos trabajadores de la fábrica que quedaba más cercana. Como esto me llamó la atención, me aproximé al lugar para ver lo que sucedía. Divisaba a alguien tendido en el suelo, sobre una camilla. Trataban infructuosamente de reanimarlo. Y yo me preguntaba, con gran curiosidad, quién podría ser. Fue entonces, al acercarme aún más, cuando descubrí aterrorizado lo inimaginable: ¡que era yo quien estaba tendido en esa camilla! Sí, Eva, yo, con mi cuerpo y mi rostro ensangrentados. Ya sin aliento. Muerto. Traté inútilmente de comunicarme con algunos de los presentes, aunque no hubo manera. Yo los veía a ellos. Los oía perfectamente. Pero ellos a mí, no. Desesperado, decidí sentarme sobre una piedra para intentar digerir aquella situación. Me sentía completamente desconcertado, confuso, apesadumbrado... Dos días más tarde asistí a mi propio entierro. Os vi a todos reunidos en el cementerio: a ti, a las niñas, a mis padres, a mis hermanos, nuestros amigos... Aquello fue horrible. Sobre todo, atestiguar vuestro sufrimiento, vuestro dolor. Y yo allí, de pie, junto a todos vosotros, sin poder hacer nada para consolaros. Fue ese mismo día cuando descubrí a un par más. Me refiero a... otros como yo. Fue muy reconfortante poder charlar con ellos, ser visto y escuchado, compartir experiencias. Incluso por boca de uno de ellos, que llevaba algún tiempo en ese estado, conocí algunas de las respuestas a las preguntas que habían rondado por mi mente. Preguntas como: ¿por qué me había sucedido aquello? ¿Por qué seguía vivo pero sin cuerpo? ¿Por qué permanecía atado a la Tierra? ¿Sabes, Eva? Nadie ha muerto nunca. Jamás. Nunca ha muerto nadie en un accidente de coche. Ni una sola persona. Nunca ha muerto nadie en una guerra. Nadie por enfermedad. Nadie de viejo. Nadie por una sobredosis de heroína. Nadie en el año 2003, ni en 1980, nadie en el siglo XX. Nadie en toda la historia de La Humanidad. Nunca, nadie. ¿Piensas que este correo electrónico es una broma pesada de algún perturbado? Entonces te diré que el día de mi entierro, después de cuarenta y ocho horas sin pegar ojo, te quedaste dormida en el sofá de nuestro dormitorio, abrazada a una foto mía. Ésa en la que salgo tirándome en paracaídas y sonriendo a la cámara. Al cabo de un rato, soñaste que viajábamos juntos a Mongolia. Tú llevabas un precioso vestido de lino, de color crudo, con un pañuelo a juego atado en la cabeza. Cabalgábamos juntos, en sendos caballos. ¿Lo recuerdas? No le contaste a nadie ese sueño. Pero yo estaba a tu lado en ese momento y por alguna razón pude leerlo en tu mente. Lo que debería probarte que estoy vivo, Eva, aunque ahora no tenga cuerpo ni puedas verme. A decir verdad, debería estar en otro sitio más adecuado y cumpliendo una misión muy importante. Pero me cuesta marcharte de tu lado porque sé que aún sigues deprimida y aferrada a mi recuerdo. Así que no puedo dejarte sola. No puedo, a pesar de que yo también sufro viéndote así y dándome cuenta de que no puedo hacer nada por consolarte. Ahora, mi amor, quiero que me leas con mucha atención, ¿de acuerdo? No sigas llevándome flores al cementerio, por favor. Yo no estoy en lo que queda de ese cuerpo, Eva. Lo que hay allí son los restos. Sólo unos huesos sin vida. El cuerpo es sólo un vehículo que nos lleva por el camino de la vida. Pero cuando ese camino se acaba y llegamos a nuestro destino, simplemente, nos apeamos de él. Del mismo modo que lo hacemos de nuestros coches. Exactamente igual. Y ahora te diré algo muy importante. Sabes que Ernesto es mi mejor amigo. La persona que lo ha dado todo por mí sin pedirme nunca nada, el que siempre ha estado a mi lado cuando otros me han dado la espalda. Pues bien, debes saber que él está loco por ti, Eva. Por eso nunca se ha casado. Porque se juró a sí mismo que contigo o con ninguna. Ahora lo sé. Y nunca ha intentado nada contigo por respeto a nuestro matrimonio. Además, es un hombre muy sensato, trabajador, bondadoso y atractivo. Bien lo sabes. Y le encantan los niños. Por eso me haría muy feliz que te casaras con él. Te lo digo porque no se me ocurre otra cosa mejor que decirte. Te lo digo porque te amo, Eva. Y porque deseo con toda mi alma que prosigas con tu vida, que seas feliz junto a Paula y a Natalia. Ellas necesitan verte bien para crecer equilibradamente. En el futuro, dentro de pocos años, quizá te quedes embarazada de Ernesto. Si es así, cuando mires a los ojos de tu bebé por primera vez, y él te mire a ti, sentirás algo muy especial en tu interior: una mezcla de inmensa alegría y de certeza. Pues en esos ojos, mi querida Eva, reconocerás a alguien sin dudarlo ni un momento. Verás en ellos una mirada muy, muy familiar... Cuidaos mucho tú y las niñas, mi amor. Y sed felices. Os llevo en mi mente y en mi corazón. Juan P. S.: No te preguntes cómo he podido enviarte este correo. Sería muy complicado de explicar. bobquim lo ha sacado del bloghttp://t-e-p.blogspot.com/ Un afectuoso saludo de Bobquim :7] |
¡Qué deprisa crecen estos niños de ahora!. ¡Y qué fuertes! ¡Si ya puede con su padre! Sólo sé que no sé nada |
¡Triple, ha sido triple! http://www.myonlineimages.com/members/Surfsire/images/3pointer.jpg Sólo sé que no sé nada |
¡ A qué os gustan estos PIES 'TUNEADOS'' ! http://www.dropfiles.net/filez/3849/20060707162400_jewelledfeet.jpg Sólo sé que no sé nada |
INTELECTUAL: Individuo capaz de pensar por más de dos horas en algo que no sea sexo. HÉROE: Individuo que, a diferencia del resto, no pudo salir corriendo. CURA: Persona a la que casi todo el mundo llama Padre, a excepción de unos pocos, SUS HIJOS, que lo llaman TIO. http://blog.iespana.es/morala/blogimage.php?i=142207&rnd=1165150321120 ¿Qué canción canta el gato? Desde luego El gato qué está triste y azul NO Un afectuoso saludo de Bobquim :7] |
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